Juan Jesús Maguregui Ruíz
La característica más destacada de quien fuera el primer Secretario de nuestra Asociación, don Juan Jesús Maguregui Ruíz, era el perfeccionismo. Gracias a esta faceta de su personalidad, “La Medina” fue capaz de emprender los primeros pasos de su andadura, coronando con éxito lo que en principio se nos presentaba erizado de dificultades.
Dotado también de creatividad e imaginación, a él debemos el anagrama de nuestra Asociación, que lo perpetuará mientras sigamos vigentes en nuestro designio de mantener viva la llama de la nostalgia y en nuestro empeño de cooperar en cuanto nos sea posible con aquél país del que nunca saldremos.
Juan Jesús Maguregui llegó a Marruecos después de que fuera independiente. Todos sus hijos nacieron allí. Cuando terminó su actividad profesional y tuvo que regresar a España, la impronta de Marruecos había quedado profundamente impresa en su alma. Y supo transmitirla a los suyos con el entusiasmo que ponía en todo cuanto emprendía.
Nunca olvidaremos el rigor, el orden, la alegría, la vehemencia con que se enzarzaba en cuantos asuntos le eran ofrecidos.
Por todo ello, y por sus constantes iniciativas, sus dotes de creador, su amor a “La Medina” y la profunda huella dejada en nuestra memoria, la Asociación acordó nombrarle primer Miembro de Honor.
José María Pascual Ruíz
José María Pascual Ruiz es un tetuaní afincado en Alicante desde que, con su familia, abandonara la capital del Protectorado tras la independencia de Marruecos. Poco tiempo antes había fallecido su padre, propietario de un taller de mármoles y cantería muy conocido en Tetuán. Una visita al cementerio de esta ciudad muestra la capacidad artística de aquel taller situado en una calle muy céntrica y que todos los tetuaníes recuerdan. Gran cantidad de las lápidas que allí se conservan son verdaderas obras de arte y llevan la firma de Pascual en una esquina.
Nuestro Socio de Honor se sintió enseguida atraído por la talla y el dibujo. Se matriculó en la Escuela Preparatoria de Bellas Artes que dirigía Mariano Bertuchi en las instalaciones que entonces dicho centro tenía al final de la calle de La Luneta, antes de su traslado definitivo a la Ciudad Escolar. Tuvo como profesor al inolvidable Carlos Gallegos y uno de sus compañeros de estudios fue Diego Gámez, excelente pintor que ha dejado en Tetuán algunos magníficos murales. José María Pascual, en cambio, sintió más inclinación por la escultura.
Sin embargo tuvo que abandonar esta afición por no contar con un espacio idóneo para montar un taller donde poder esculpir. Y se dedicó a la pintura. En múltiples exposiciones dio a conocer su destreza artística y le llovieron los encargos: Muchísimos españoles e israelitas se llevaron cuadros con su firma cuando abandonaron Marruecos. “Así que puedo decir –nos comenta- que hay cuadros míos en cualquier rincón del mundo donde haya un tetuaní”.
Consiguió diversos premios de pintura durante el Protectorado, entre ellos el Premio de S.A.I. el Jalifa que le valió, además, la concesión de la Orden de la Mehdauía, en su categoría de plata.
“La Medina” ha recibido en dos ocasiones el obsequio de sendos cuadros del señor Pascual, además de generosas aportaciones económicas que remite a nuestra asociación para apoyar nuestras iniciativas.
Por todo ello se hizo merecedor al título de Miembro de Honor.
Francisco Trujillo Calzado
Seguramente la Asociación “La Medina” no existiría si Francisco Trujillo Calzado, hace casi treinta años, junto con un pequeño grupo de tetuaníes, no comenzara a convocar a amigos y allegados para, una vez al año, compartir mesa y mantel. Eran reuniones, al principio poco nutridas, que parecían organizadas para dar rienda suelta a la nostalgia.
Todas las conversaciones giraban en torno al «¿te acuerdas de…?» Pero no hubo ni un solo antiguo residente en Marruecos que, al enterarse de tales reuniones, no quisiera participar en ellas. En poco tiempo eran ya centenares: se confeccionaron listas con teléfonos y direcciones y cada año una numerosa legión de envíos (preparados en el propio domicilio de Francisco Trujillo) invadía los servicios postales para llevar a ilusionados antiguos residentes la cita que tanto deseaban. Así año tras año, hasta aquel inolvidable 1994 en que se decidió que la cita era en Marruecos.
La iniciativa desbordó todo lo esperado. Hay dudas respecto al número de asistentes; las cifras situaban en 2.000 el número de personas que viajaron hasta Tánger (Tetuán no tenía –ni tiene- capacidad hotelera para acoger a tanta gente), pero sin embargo en “Ahlen Village”, que es donde se celebró la cena de gala, dicen que no tienen aforo para acoger ese número de comensales. En cualquier caso, fuimos muchos, muchísimos. Treinta autobuses, los llegados por avión, los que prefirieron los automóviles privados, un barco (el “Boughaz”) dispuesto por el naviera Comarit para nosotros solos…Y ahí estuvo la clave para convertirnos en Asociación. Francisco Trujillo y los socios fundadores pusieron en marcha la maquinaria. Fue algo muy importante, porque se trataba de dejar atrás la nostalgia y encarar nuestro afecto por Marruecos de otra manera, más positiva y desde luego más práctica: inmediatamente se organizaron exposiciones (de fotografías, de sigilografía) hasta llegar a aquella inolvidable de Mariano Bertuchi que disfrutamos en Madrid, Tetuán y Casablanca, tratamos de colaborar en el problema de los menores marroquíes sin familia en España, procedimos a la refacción del cementerio de La Marina de Larache…
Estamos contando la historia de La Medina, pero es como contar la de Francisco Trujillo en estos últimos casi tres lustros, porque son inseparables. Francisco Trujillo fue elegido primer presidente de la Asociación, y en ese cargo continuó hasta su fallecimiento, pese a haber manifestado en alguna ocasión su voluntad de que le sustituyera alguien que por razones de edad trajera nuevas ideas. Pero los miembros de las distintas juntas directivas no lo han creído oportuno. Los logros de La Medina son logros suyos. Nos llena de orgullo que la Agencia Española de Cooperación Internacional nos felicitara por nuestro modo de presentar las cuentas al rendirlas al término de la exposición Bertuchi o de la rehabilitación del cementerio larachense. Y que S. M. Mohamed VI nos haya distinguido con la Orden del Wissan Alauí. Detrás de todo ello ha estado siempre Francisco Trujillo, incansable, coordinando a la Junta Directiva con su bonhomía, su buena voluntad, su generosidad, su corazón puesto al servicio de los objetivos que nos marcamos para trasladar a las nuevas generaciones aquel tiempo compartido por dos países que, dentro de todos nosotros, nos pertenecen en igual medida: España y Marruecos.
Tenía que ser, por pleno derecho, Miembro de Honor. Con todo merecimiento, como se ve.
Tras su fallecimiento, la Medina, deció concederle un homenaje único en reconocimiento a toda su labor. Es por ello que, en 2022, se creo el Premio Literario Paco Trujillo, donde, cada año, todo aquel socio que quiera participar, está invitado a hacerlo con sus escritos, los cuales, además, quedan publicados en el boletín correspondiente al fallo del jurado.