El correo en tiempos del Protectorado

El correo en tiempos del Protectorado

Ignacio Alcaraz Canovas

Cuenta Mohamed Ibn Azzuz, ilustre historiador marroquí, en su libro DIARIO DE UN ALFAQUI RURAL, que, en 1.913,»los cristianos de Tetuán, para escribir sus cartas a sus familiares en SPANYA (las entregaban) en un sitio llamado BUSTA (Posta), que se halla en la calle Terrafin. Para ello ponen en la carta un trocito de papel que llaman SIYO, comprado en la misma BUSTA por una pirra chica o una pirra gorda, según sea la carta pequeña o grande. Dicen que este sitio se conoce con el nombre de KORRIYO (Correos), y pertenece al Majzen de los cristianos.». El alfaquí, cuyas reflexiones nos hacen aún sonreír por su ingenuidad y espontaneidad descubría que, efectivamente, uno de los primeros servicios públicos implantados por la Nación Protectora, en Tetuán y demás lugares habitados del territorio, fue el de Correos, unido como hermano siamés al de Telégrafos, según la pauta peninsular. No era sin embargo la primera vez que en Marruecos se establecía una oficina de Correos, pues España ya fue pionera en Tánger, para cubrir las deficiencias del Correo Cherifiano. Fue en 1.875 cuando en el Zoco Chico tangerino se abrió la primera oficina postal. Si seguimos el libro de Tomás Ramírez Ortiz (SI TÁNGER LE FUESE CONTADO…) conoceremos los pormenores de este acontecimiento, aunque se sabe que en 1.860, coincidiendo con la guerra hispano-marroquí, ya funcionó un servicio castrense con el mismo fin. La oficina de Tánger dependía de Cádiz, y a comienzos del pasado siglo pasó a ser Estafeta de Correos, hasta que se firmó el acuerdo hispano-francés de Protectorado de noviembre de 1.912.

En Tánger se inauguró asimismo el Correo Inglés (1.878) y el francés (1.881), que coexistieron con el español y el oficial cherifiano. Todos sufrieron las vicisitudes de tres guerras, la española de 1.936 y las dos mundiales. Tras la independencia de Marruecos, en 1.956, las distintas oficinas postales fueron absorbidas por el Organismo de correos, Telégrafos y Teléfonos del Reino marroquí, con sede en Rabat.

Por lo que se refiere a Tetuán, capital del Protectorado, el Servicio postal estuvo siempre instalado en lugares de privilegio, primero frente al Grupo escolar ESPAÑA, pasando después a un edificio propio en calle del Cardenal Cisneros, hasta que, finalmente, se situó en la plaza de Mulay el Mehdi. También estuvo abiertos, durante cierto tiempo, una estafeta a la entrada de la Medina, que utilizaba el matasellos «Barrio Moro, Tetuán».

Inglaterra, de acuerdo con la legislación internacional en la materia, mantuvo en todo momento su propia oficina de Correos en Tetuán. El despacho de atención al público se encontraba en la calle Alcázar de Toledo, cerca del Teatro Español, como un anexo del propio Consulado inglés encargado de su financiación. Este Correo se utilizaba por los tetuaníes y extranjeros cuando se trataba de envíos de correspondencia o paquetes a Inglaterra o posesiones inglesas de Ultramar.

Al comenzar la guerra civil en julio de 1.936, el Correo Inglés de Tetuán dejó de funcionar con normalidad por motivos obvios. En Tánger, mientras tanto, se produjo una dualidad de servicios postales españoles, al existir una oficina dependiente de Madrid y otra creada por miembros de la Falange Española local, que actuó con la abierta complicidad de la Embajada italiana, que apoyó su mantenimiento ante el Comité de Control. El Gobierno republicano, por medio del Cónsul José Prieto del Río, presentó reiteradas protestas ante este Organismo, que no tuvieron efecto, pues el correo citado abrió durante toda la guerra. Su misión fue garantizar la correspondencia, y la censura de la misma, entre la España nacionalista, el Protectorado, e incluso a otros países como Alemania e Italia. Para el franqueo se utilizaban los sellos habilitados al electo, a igual precio que los que regían en Tetuán.

El Correo Inglés de Tetuán siguió trabajando durante la II Guerra Mundial, con despacho abierto al público, aunque es notorio que los clientes Desertaron durante largos períodos, coincidentes con los triunfos bélicos del Ejército alemán. Tanto esta oficina como la existente en Tánger continuaron activas durante la ocupación temporal de la Ciudad Internacional por tropas españolas en 1.940.

Siempre fue de destacar la eficacia y buen funcionamiento del Servicio de Correos del Protectorado. Inicialmente dependió de la Delegación de Fomento, pasando después a serlo de la Delegación de Obras Públicas y Comunicaciones. Su actuación se potenció con la incorporación de nuevos funcionarios del Cuerpo General Administrativo, para lo que desde 1.940 se convocaron oposiciones, con un temario en el que los conocimientos postales tenían especial relevancia.

Al tratar de la circulación de correspondencia durante la guerra civil no debe soslayarse la existente entre las dos zonas enfrentadas. Fueron numerosas las cartas que llegaron al Protectorado por medio de la Cruz Roja Internacional, gracias a la cual muchas familias tuvieron la oportunidad de conocer la situación de las personas o allegados que residían en el la republicano. Otro sistema fue el envío de cartas desde la zona de Protectorado español a la francesa al domicilio de amigos o de personas benévolas, que es encargaban a su vez de remitirlas a sus destinatarios por medio del correo francés. También, por supuesto, en el sentido contrario.

Una particularidad de los sellos utilizados durante el tiempo del Protectorado fue que, desde los años veinte, se confeccionaron con diseño del gran pintor Mariano Bertuchi. Hoy día estos sellos constituyen un tesoro filatélico, codiciados por los principales coleccionistas. Entre tales viñetas destacan las del Correo Aéreo, que tuvo excepcional importancia en las relaciones postales con la Península y viceversa.

Et vísperas de la guerra civil, primera mitad de los años treinta, la red postal española estaba prácticamente consolidada, no sólo por vía terrestre y marítima, sino también por la aérea. La LAPE (Líneas aéreas postales españolas), se encargaba de este tráfico, que dejó de operar en 1.936. Tres años más tarde fue la Compañía IBERIA, por medio de los JUNKERS pilotados por técnicos alemanes, la que aseguró el transporte de cartas y paquetería entre la Península y los aeródromos de Tetuán (Sania Ramel) y Larache (Tauíma), además de Sidi Ifni y Cabo Juby. Al sobrevenir en septiembre de 1.939 lo que seria la II Guerra Mundial, y producirse en diciembre el derribo sobre el estrecho de Gibraltar de un avión que hacía el trayecto Tetuán-Sevilla, se decidió la sustitución de las tripulaciones alemanes por pilotos españoles, con lo que el servicio quedó normalizado.

Las tarjetas postales constituyeron un útil valioso en las relaciones epistolares. Además, resultó el mejor medio iconográfico para apreciar el desarrollo urbanístico de las principales poblaciones. Como dice Ricardo J. Barceló en un interesante trabajo publicado en el libro sobre Actas de documentación española en el Protectorado,»las tarjetas se convirtieron en un objeto de colección”, buscadas hoy en día por cuantos se ocupan de la Historia de nuestra zona de Influencia en Marruecos. Mi abuelo Ignacio, pionero en la materia, editó una serie de tarjetas postales en las que se mezclaban el sepia con el azul, con fotografías del Estudio AIbert de Tetuán.

Puede decirse, sin temor a error, que el Correo del Protectorado fue ejemplar en todos los órdenes, no sólo por la calidad profesional de sus funcionarios, marroquíes y españoles, sino también por los excelentes servicios prestados a lo largo de más de cuatro décadas, y la seriedad de su labor en favor de la comunicación y el progreso del País. 

Compartir:

Etiquetas:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Última publicación

Categories

Restaurante